El contacto humano
A. Montagu y F. Matson
– Paidós Studio - Barcelona 1983
(Un extracto sintético del libro realizado por Joaquín Benito Vallejo)
A. Montagu y F. Matson
– Paidós Studio - Barcelona 1983
(Un extracto sintético del libro realizado por Joaquín Benito Vallejo)
TOCAR
En occidente comenzamos lentamente a descubrir
nuestros sentidos desatendidos.
Es una conciencia creciente que representa una reacción más que justa contra la penosa privación de experiencia sensorial que hemos sufrido largo tiempo.
La impersonalidad ha producido una nueva raza de intocables.
El hombre llega a otros planetas, habla con las máquinas y los juguetes pero es incapaz de hablar con el vecino, ni con su propio hijo.
Rara vez se permite el paso de una comunicación profundamente sentida.
Se ha privilegiado a los sentidos externos –vista y oído- mientras que los sentidos próximos –tacto, gusto, olfato, vestibular, propioceptivo- han sido tabúes o ignorados.
Se ha privilegiado la comunicación lejana en contra de la comunicación próxima y de contacto humano.
Es una conciencia creciente que representa una reacción más que justa contra la penosa privación de experiencia sensorial que hemos sufrido largo tiempo.
La impersonalidad ha producido una nueva raza de intocables.
El hombre llega a otros planetas, habla con las máquinas y los juguetes pero es incapaz de hablar con el vecino, ni con su propio hijo.
Rara vez se permite el paso de una comunicación profundamente sentida.
Se ha privilegiado a los sentidos externos –vista y oído- mientras que los sentidos próximos –tacto, gusto, olfato, vestibular, propioceptivo- han sido tabúes o ignorados.
Se ha privilegiado la comunicación lejana en contra de la comunicación próxima y de contacto humano.
El más humanizante y crucial en muchos aspectos
es el sentido del tacto. El sentido más
grande ya que ocupa todo nuestro cuerpo. El sentido principal en los procesos de
dormir y de caminar. Nos da conocimiento de la profundidad, el espesor, la
forma. Sentimos, amamos, odiamos; somos sensibles y tocados a través de los
corpúsculos táctiles de nuestra piel (Lionel Tayler)
LA PIEL
La piel es el sistema nervioso externo. Tanto el sistema nervioso central como la piel surgen de la más externa de las 3 capas celulares del embrión: el ectodermo. También los otros sentidos nacen de él. –El SNC es la parte de la piel vuelta hacia adentro – la piel es la parte del SNC vuelta hacia afuera- Pensar en la piel de este modo mejoraría nuestro entendimiento de ella. Es el órgano sensorial más grande y antiguo, ella es el medio fundamental a través del cual el organismo está en contacto con el entorno.
La piel ocupa 18000 c. cuadrados – pesa 3 kilos y medio – 17 % del
peso total del cuerpo – un cuarto de piel contiene más de 3 millones de células,
3,35metros de nervios, 100 glándulas sudoríparas, 50 terminaciones nerviosas, 90
centímetros de vasos sanguíneos / 50
receptores por cada 100 c.2 / total 900.000 receptores / los puntos táctiles
varían de 7 135 por c2 / el nº de fibras sensoriales que entran en la espina
dorsal supera el medio millón. Un gigantesco sistema de comunicaciones que
mediante el tacto lleva la información del mundo externo al cerebro y la mente.
LA PIEL
La piel es el sistema nervioso externo. Tanto el sistema nervioso central como la piel surgen de la más externa de las 3 capas celulares del embrión: el ectodermo. También los otros sentidos nacen de él. –El SNC es la parte de la piel vuelta hacia adentro – la piel es la parte del SNC vuelta hacia afuera- Pensar en la piel de este modo mejoraría nuestro entendimiento de ella. Es el órgano sensorial más grande y antiguo, ella es el medio fundamental a través del cual el organismo está en contacto con el entorno.
Es el más antiguo de los órganos sensoriales, a
través de ella el niño recibe las primeras comunicaciones. –No solo el niño sino
cualquier persona con discapacidades sensoriales- En la matriz, el feto es el
recipiente de las comunicaciones táctiles. La estimulación masiva de la piel
durante las 14 horas que dura el parto desempeña un papel importante para la
existencia posnatal, similar al lameteo de los animales. – Se sabe que si la
madre mamífera no lame a su cría al nacer, es posible que muera por fallos en el
funcionamiento gastrointestinal
genitourinario. La estimulación cutánea producida por las contracciones
uterinas durante el parteo suple al lameteo de los
animales.
Con el
amamantamiento desde el primer momento del nacimiento, con sus cuerpos desnudos
en contacto, madre e hijo se nutren mutuamente de una comunicación recíproca. A
través del tacto y el contacto corporal el niño recibe beneficios inimaginables
como la estabilización de la temperatura corporal, la gamma globulina que lo
inmuniza contra las infecciones virales y bacteriales, la activación
gastrointestinal y genitourinaria y lo más importante, el comienzo de la
comunicación con la madre y la socialización.
La madre por su parte también recibe del niño cambios sensoriales en el sistema neurohumoral. La glándula pituitaria responde segregando hormonas importantes prolactina y oxitocina. La 1ª produce un efecto maternalizador general, estimula el flujo de leche, sostiene la lactancia e inhibe la ovulación. La 2ª favorece la liberación de leche, contracciones masivas del útero y constricción de los vasos sanguíneos reduciendo La hemorragia del posparto y retornando al útero a su tamaño normal.
La madre por su parte también recibe del niño cambios sensoriales en el sistema neurohumoral. La glándula pituitaria responde segregando hormonas importantes prolactina y oxitocina. La 1ª produce un efecto maternalizador general, estimula el flujo de leche, sostiene la lactancia e inhibe la ovulación. La 2ª favorece la liberación de leche, contracciones masivas del útero y constricción de los vasos sanguíneos reduciendo La hemorragia del posparto y retornando al útero a su tamaño normal.
La necesidad del niño de tocar todo lo que hay a
su alcance empieza pronto. Hasta que un objeto no es tocado no es real. También
le confiere las primeras señales de su primaria identidad. La proximidad táctil
facilita la proximidad psicológica e interpersonal.
AMAR
El
amor es la forma suprema de comunicación humana.
Las Necesidades básicas del organismo vivo son
supervivencia física, oxígeno, comida, líquido, sueño, descanso, actividad,
excreción, evitar el dolor y estímulos nocivos.
Pero la supervivencia física no es lo que hace a los seres humanos, ello es solo una condición.
La realización de la humanidad se basa en impulsos que constituyen la necesidad de amor, ser amado y dar amor.
En la jerarquía de las necesidades el amor es el supremo agente de desarrollo de la humanidad de la persona. El amor está en el centro –como el sol alrededor del cual giran las otras necesidades como los planetas en sus órbitas-. El amor es la más básica de todas las necesidades porque es el alimento del que tanto la salud física como mental extraen sus fuerzas.
Pero la supervivencia física no es lo que hace a los seres humanos, ello es solo una condición.
La realización de la humanidad se basa en impulsos que constituyen la necesidad de amor, ser amado y dar amor.
En la jerarquía de las necesidades el amor es el supremo agente de desarrollo de la humanidad de la persona. El amor está en el centro –como el sol alrededor del cual giran las otras necesidades como los planetas en sus órbitas-. El amor es la más básica de todas las necesidades porque es el alimento del que tanto la salud física como mental extraen sus fuerzas.
Biología del amor
Efectos físicos del amor en el crecimiento y desarrollo: En el siglo XIX más de la mitad de los niños
morían de marasmo cuyo significado es consunción. También conocida como atrofia
o debilidad infantil, nadie sabía ni se preguntó de dónde procedía esa
enfermedad.
En el siglo XX el índice de mortalidad en todas las instituciones de expósitos de los Estados Unidos era de casi el100 %.
El doctor Chapin en 1915 hizo un informe corroborado enteramente, acerca de las instituciones para niños en 10 ciudades americanas donde se constataba que todos los niños menores de los 2 años morían.
En 1920 varios hospitales establecieron la regla de que los niños cada día debían ser “cogidos y llevados maternalmente” varias veces al día.
Los índices de mortalidad cayeron al 10% en 1938.
En resumen, se descubrió que los niños necesitan mucho más que la satisfacción de sus necesidades físicas básicas para hacer progresos y sobrevivir. Eso se descubrió más tarde y se denominó ternura y cuidado amoroso.
En el siglo XX el índice de mortalidad en todas las instituciones de expósitos de los Estados Unidos era de casi el100 %.
El doctor Chapin en 1915 hizo un informe corroborado enteramente, acerca de las instituciones para niños en 10 ciudades americanas donde se constataba que todos los niños menores de los 2 años morían.
En 1920 varios hospitales establecieron la regla de que los niños cada día debían ser “cogidos y llevados maternalmente” varias veces al día.
Los índices de mortalidad cayeron al 10% en 1938.
En resumen, se descubrió que los niños necesitan mucho más que la satisfacción de sus necesidades físicas básicas para hacer progresos y sobrevivir. Eso se descubrió más tarde y se denominó ternura y cuidado amoroso.
En 1945 el Dr René Spitz demostró de qué modo influye el afecto en el cuidado de
los niños en sus dos primeros años de vida.
El afecto o amor, es la necesidad básica esencial para el desarrollo del niño, más importante aún que la alimentación, ya que un niño sin amor rechaza el alimento. Y no solo es importante para su desarrollo psíquico en todos sus aspectos, sino también en el nivel corporal orgánico, como se ha demostrado, quizá eso sí, porque al rechazar el alimento peligra su desarrollo corporal.
Los niños carentes de afecto de una institución fracasaban en todos los parámetros de desarrollo en comparación con otros niños también institucionalizados que recibían amor.
La ausencia o presencia de afectividad se manifestó de muchas formas, pero de modo más completo en el cociente de desarrollo que representa una medida del desarrollo total de seis sectores de la personalidad: dominio de percepción de las funciones corporales; relaciones sociales; memoria e imitación; destreza de manipulación; inteligencia.
Hacia finales del segundo año, los niños desposeídos de afecto cayeron a un nivel de los 10 meses.
Los índices de mortalidad eran impresionantes en las dos instituciones.
Durante 5 años de observación abarcando un total de 239 niños, en la institución “afectiva” no murió ningún niño mientras que en la otra murió el 37 % antes de los 2 años. La muerte, como destacó Spitz, era la consecuencia extrema de una declinación física y psicológica general que afecta a niños completamente desprovistos de intercambio emocional.
El afecto o amor, es la necesidad básica esencial para el desarrollo del niño, más importante aún que la alimentación, ya que un niño sin amor rechaza el alimento. Y no solo es importante para su desarrollo psíquico en todos sus aspectos, sino también en el nivel corporal orgánico, como se ha demostrado, quizá eso sí, porque al rechazar el alimento peligra su desarrollo corporal.
Los niños carentes de afecto de una institución fracasaban en todos los parámetros de desarrollo en comparación con otros niños también institucionalizados que recibían amor.
La ausencia o presencia de afectividad se manifestó de muchas formas, pero de modo más completo en el cociente de desarrollo que representa una medida del desarrollo total de seis sectores de la personalidad: dominio de percepción de las funciones corporales; relaciones sociales; memoria e imitación; destreza de manipulación; inteligencia.
Hacia finales del segundo año, los niños desposeídos de afecto cayeron a un nivel de los 10 meses.
Los índices de mortalidad eran impresionantes en las dos instituciones.
Durante 5 años de observación abarcando un total de 239 niños, en la institución “afectiva” no murió ningún niño mientras que en la otra murió el 37 % antes de los 2 años. La muerte, como destacó Spitz, era la consecuencia extrema de una declinación física y psicológica general que afecta a niños completamente desprovistos de intercambio emocional.
El trabajo de Bowlby y el de Robertson sobre los resultados del
desorden psicológico provocados por la privación maternal en niños
hospitalizados y separados de sus madres,–hospitalismo-,así como las
investigaciones de Harlow sobre los
devastadores efectos de conducta por la privación maternal en los monos Rhesus,
además de otras muchas investigaciones en humanos y en una gran variedad de
animales, testimonian la importancia crítica del amor para el crecimiento y el
desarrollo saludable del individuo.
Los individuos despojados de afecto sufren una incapacidad para comunicarse a casi todos los niveles: social, sexual y no verbal.
Existen muchos casos de niños con crecimiento físico atrofiado, con frecuencia asociado a retraso mental, debido a una experiencia de falta de amor en la primera infancia. Anteriormente eran atribuidos estos casos a alguna deficiencia física o genética.
Un caso significativo era la condición diagnosticada como hipopituitarismo idiopático, referente a crecimiento impedido acompañado de retraso mental debido a la secreción insuficiente de la hormona de crecimiento por la hipófisis. Lejos de ser idiopáticas, ahora se sabe que estas condiciones es el resultado de un entorno carente de amor.
Los niños requieren el estímulo del afecto mediante los sentidos del tacto sobre todo, vista y oído, para que el cerebro transmita las comunicaciones necesarias a la hipófisis.
Cuando se mejora el entorno emocional de los niños el cambio es espectacular. Sin embargo, en los desposeídos, el cerebro envía señales de tensión a la hipófisis segregando éste, adrenocorticotrofina.
Esta a su vez estimula la suprarrenal segregando cortisona que acelera el flujo de sangre.
Pero un efecto de la cortisona en el desarrollo óseo es inhibir la proliferación de fibroblastos implicados en la formación del hueso.
Los individuos desposeídos son menos resistentes a la tensión y a la enfermedad y tienen índices de enfermedad y mortalidad más elevados.
La soledad de los adultos mayores es esencialmente equivalente a la privación de amor en los niños teniendo sus propios efectos dañinos.
Los individuos despojados de afecto sufren una incapacidad para comunicarse a casi todos los niveles: social, sexual y no verbal.
Existen muchos casos de niños con crecimiento físico atrofiado, con frecuencia asociado a retraso mental, debido a una experiencia de falta de amor en la primera infancia. Anteriormente eran atribuidos estos casos a alguna deficiencia física o genética.
Un caso significativo era la condición diagnosticada como hipopituitarismo idiopático, referente a crecimiento impedido acompañado de retraso mental debido a la secreción insuficiente de la hormona de crecimiento por la hipófisis. Lejos de ser idiopáticas, ahora se sabe que estas condiciones es el resultado de un entorno carente de amor.
Los niños requieren el estímulo del afecto mediante los sentidos del tacto sobre todo, vista y oído, para que el cerebro transmita las comunicaciones necesarias a la hipófisis.
Cuando se mejora el entorno emocional de los niños el cambio es espectacular. Sin embargo, en los desposeídos, el cerebro envía señales de tensión a la hipófisis segregando éste, adrenocorticotrofina.
Esta a su vez estimula la suprarrenal segregando cortisona que acelera el flujo de sangre.
Pero un efecto de la cortisona en el desarrollo óseo es inhibir la proliferación de fibroblastos implicados en la formación del hueso.
Los individuos desposeídos son menos resistentes a la tensión y a la enfermedad y tienen índices de enfermedad y mortalidad más elevados.
La soledad de los adultos mayores es esencialmente equivalente a la privación de amor en los niños teniendo sus propios efectos dañinos.
Efectos
en la conducta.-
Está más que demostrado que la ausencia de amor en la primera infancia puede
tener desastrosos efectos en la conducta, sobre todo en la capacidad de amar y
relacionarse con los demás.
El único modo en que uno aprende a amar es siendo amado, el único modo en que se aprende a relacionarse es que se haya tenido una relación durante la primera infancia. La comunicación con la madre es esencial para el subsiguiente desarrollo saludable del niño. Entendiendo por saludable la capacidad de amar, de trabajar, de jugar, y de usar la mente de forma crítica.
¿Qué es entonces el amor?
El organismo lucha desde el comienzo por el crecimiento y el desarrollo como un ser de conducta saludable. Semejante desarrollo se hace máximo cuando el organismo es amado. En todos los estadios de desarrollo el individuo demuestra placer cuando sus necesidades básicas son satisfechas, mientras que muestra perturbaciones físicas y mentales cuando no lo son. El organismo se orienta hacia el cumplimiento de todas sus potencialidades.
Tanto el concepto de valor como el de deber tienen su base en la misma estructura del organismo.
Las necesidades básicas son fenómenos objetivos que deben ser satisfechos si el organismo ha de sobrevivir y desarrollarse.
Lo que debe ser es lo que las necesidades básicas indican.
El mejor modo es mostrando cómo todas las
células vivientes surgen unas de otras y por cooperación, se desarrollan en organismos
que cooperan, que estos se desarrollan (evolucionan) en el curso del tiempo
adaptándose a los desafíos del entorno mediante respuestas eficaces; que toda
especie crece, se desarrolla y sobrevive de forma cooperativa.
De forma especial, el modelo básico y evidente de las relaciones entre los humanos es la relación amorosa de la madre hacia su hijo.
El único modo en que uno aprende a amar es siendo amado, el único modo en que se aprende a relacionarse es que se haya tenido una relación durante la primera infancia. La comunicación con la madre es esencial para el subsiguiente desarrollo saludable del niño. Entendiendo por saludable la capacidad de amar, de trabajar, de jugar, y de usar la mente de forma crítica.
¿Qué es entonces el amor?
La capacidad de conferir beneficios de
supervivencia a otros, por medio de actos demostrativos de manera creativamente
engrandecedora. No solo permitir al otro vivir por medio de esos actos, sino procurarle vivir más plenamente realizado
de lo que de otro modo viviría. Las
necesidades básicas constituyen un valioso sistema de construcción interna del
individuo.
El organismo lucha desde el comienzo por el crecimiento y el desarrollo como un ser de conducta saludable. Semejante desarrollo se hace máximo cuando el organismo es amado. En todos los estadios de desarrollo el individuo demuestra placer cuando sus necesidades básicas son satisfechas, mientras que muestra perturbaciones físicas y mentales cuando no lo son. El organismo se orienta hacia el cumplimiento de todas sus potencialidades.
Tanto el concepto de valor como el de deber tienen su base en la misma estructura del organismo.
Las necesidades básicas son fenómenos objetivos que deben ser satisfechos si el organismo ha de sobrevivir y desarrollarse.
Lo que debe ser es lo que las necesidades básicas indican.
El núcleo de todo plan de estudios
debiera ser la enseñanza del amor.
De forma especial, el modelo básico y evidente de las relaciones entre los humanos es la relación amorosa de la madre hacia su hijo.
Las
formas de amor.
Hay que distinguir entre amor y sexo. El sexo no es ni un instinto ni una necesidad básica. Es un impulso muy fuerte pero cuya satisfacción no es indispensable para que el organismo sobreviva.
La iglesia por medio de la represión ha hecho del sexo una obsesión.
El amor no está basado en el propio interés sino en el interés del otro.
Para los miembros de la familia, amor es a menudo, la forma de controlar a los hijos. El amor se condiciona a la buena conducta, pero el amor auténtico es lo único incondicional.
El amor condicional –Fromm- ha dado lugar a la comercialización del amor, que es plenamente explotado por la publicidad.
Los niños condicionados así crecen para ser mercaderes del amor.
El amor es la más profunda y significativa de las formas de comunicación. El verdadero nexo de la comunicación humana.
El acto de comunicar a otros la propia compenetración profunda, la propia devoción por el cumplimiento de las potencialidades, dándoles todo el estímulo, el sustento y el apoyo necesario para el crecimiento y el desarrollo.
La comunicación de que nunca se cometerá la traición de abandonarlos cuando ellos más lo necesiten, de modo que ellos aprendan a ser con otros lo que nosotros somos con ellos.
La madre es quien detenta el modelo psicológico básico del amor humano y quien proporciona el modelo fundamental para toda forma de amor.
Hay que distinguir entre amor y sexo. El sexo no es ni un instinto ni una necesidad básica. Es un impulso muy fuerte pero cuya satisfacción no es indispensable para que el organismo sobreviva.
La iglesia por medio de la represión ha hecho del sexo una obsesión.
El amor no está basado en el propio interés sino en el interés del otro.
Para los miembros de la familia, amor es a menudo, la forma de controlar a los hijos. El amor se condiciona a la buena conducta, pero el amor auténtico es lo único incondicional.
El amor condicional –Fromm- ha dado lugar a la comercialización del amor, que es plenamente explotado por la publicidad.
Los niños condicionados así crecen para ser mercaderes del amor.
El amor es la más profunda y significativa de las formas de comunicación. El verdadero nexo de la comunicación humana.
El acto de comunicar a otros la propia compenetración profunda, la propia devoción por el cumplimiento de las potencialidades, dándoles todo el estímulo, el sustento y el apoyo necesario para el crecimiento y el desarrollo.
La comunicación de que nunca se cometerá la traición de abandonarlos cuando ellos más lo necesiten, de modo que ellos aprendan a ser con otros lo que nosotros somos con ellos.
La madre es quien detenta el modelo psicológico básico del amor humano y quien proporciona el modelo fundamental para toda forma de amor.
DANZAR
(Havelock Ellis.
The Dance of Life.) La danza es la más sublime, la más hermosa de las artes, porque no es
una mera abstracción de la vida, es la vida misma.
(Birdwhistell, Condón, Hall: - Las personas
comprendidas en una interacción social se mueven inconscientemente en sincronía
unas con otras por medio de una coordinación rítmica de gestos y movimientos
que muestra todas las características de una danza.)
La comunicación
interpersonal no es una cuestión
de entidades aisladas que envían mensajes discretos de una parte a otra, sino
un proceso de participación mutua en una estructura común de patrones rítmicos
compartidos.
La cultura conforma el tempo
particular de la conducta kinésica y lingüística. La naturaleza y la nutrición -experiencia de la infancia- son las que
infunden el ritmo de vida.
El feto es capaz de responder al sonido como a la presión. El latido de su
propio corazón -140 p/m- es sincopado con el del corazón de la madre -70 p/m-. Dentro del baño amniótico el
compás de dos corazones. La danza de la vida ha comenzado.
Se da una conexión entre la
sinfonía de los latidos madre-feto y el compás rítmico de la música. El corazón del bebé late como un vals la
mayor parte de su tiempo en el útero, dos latidos por cada uno del corazón de
la madre. El vals entre
madre y niño no acaba al nacer, se reanuda siempre que el niño es sostenido
sobre el lado izquierdo de la madre. El hecho de mecer y acunar al niño duplica la danza nirvánica. Ocurre lo
mismo con la danza de la leche, la interacción rítmica entre la madre y el niño
mientras lo amamanta. Aquí es donde la conducta rítmica de la madre, -mecer la cuna, cantar
canciones, alzar y mimar al niño, sostenerlo bajo su corazón, sirve para
garantizar sentimientos de seguridad y dependencia protegida.
Aquí como en otros casos la ontogenia es
paralela a la filogenia, -y la resume-. Los ritmos que comienzan dentro del útero se
asemejan a los ritmos oceánicos, que han reverberado en nosotros, desde el tiempo en que los anfibios se
aventuraron a salir del mar.
Neuropatologicamente, existe también una relación entre el ritmo y
el sentido arcaico de la vibración. Los ritmos cósmicos, la música de las
esferas, preceden y trascienden a la existencia humana, más, la apoyan, la
controlan en parte, y en algún sentido la definen. (Hall, todas las cosas vivientes
internalizan docenas de ritmos y responden a ellos: noche y día, lunar, estaciones, anual, así como los
ciclos más cortos como la respiración, el corazón, las ondas cerebrales, el
hambre, el sexo. Todo y todos tenemos ritmo.
Existen múltiples estratos y
niveles de ritmo dentro y alrededor de nosotros, coincidentes y
contrapuntísticos. Cada uno de
nosotros adquiere un compás personal, nuestra propia composición, que se
expresa en la personalidad. Thoreau: si un hombre no mantiene el mismo ritmo
que sus compañeros quizá se deba a que escucha un tambor diferente. Dejémosles
ajustarse a la música que oyen, sea medida o distante. Subyacentes a esa música individual
están el tempo y la cadencia impuestos por la cultura, el compás distinto del tambor tribal. A una
profundidad mayor dentro nuestro suena el ritmo de la vida misma, el pulso
primordial que proporciona la comunión universal de la conducta arcaica.
Estos niveles subterráneos
de la interacción rítmica -el biológico y el cultural- representan los vínculos
más antiguos en la “Gran Cadena del Ser”, la conexión humana aborigen. Son la madre de la música y de la danza,
quizá de todo arte. Elementos esenciales en el sistema de sonido del hombre
porque las propiedades
físicas de los hechos sonoros no son más que vibraciones producidas por el
movimiento.
El sistema auditivo es un mecanismo
especializado capaz de recibir estos resultados físicos del movimiento y
analizarlos en componentes significativos. Como medio físico, el sonido se
presta particularmente bien, a la secuencia, la estructuración temporal y la
coincidencia tonal simultánea. El sentido del ritmo, -parcialmente innato y parcialmente adquirido-, es
el principio ordenador, -la tabla de sonido- que no solo saca acordes de la
disonancia, sino que mágica y misteriosamente conforma un discurso partiendo de
un balbuceo.
El ritmo es infeccioso y
contagioso. Donde el ritmo es
compartido, el sonido de la música y el movimiento de la danza requieren una
respuesta que es automática y casi irresistible, pueden hacer que los pies
golpeen, las manos aplaudan, los dedos castañeen.
El sentido que llamamos
estético es en principio kinestésico, antes de que
podamos responder con nuestras mentes, sentimos en nuestros huesos. El hombre no es la única criatura capaz de
transformar el ritmo sentido de vida en el espectáculo público de la danza.
Entre numerosas especies desde las hormigas a los monos existen actos
ceremoniales caracterizados por la elegancia rítmica y la elocuencia expresiva.
En las danzas rituales de los
animales y del hombre
aparecen muchos elementos y motivos centrales de la danza que se practican en
las sociedad humanas del mundo a lo largo de la historia. Existe alguna
conexión biológica, resulta claro que se da una conexión por el aprendizaje, a
través de la imitación y la personificación.
Las danzas mímicas animales
no son solo imitativas, sino simbólicas y dramáticas, se elevan hasta el nivel humano por la
adicional ritual, la religión y la narración. Ese es el elemento definitivo de toda danza, no
solamente rítmico, sino expresivo y comunicativo.
En la vida de los pueblos
primitivos nada se asemeja a la danza en significado. No es un simple pasatiempo sino una actividad
muy seria. No es un pecado sino un acto sagrado. Las formas de la danza son tan variadas como las funciones del grupo,
los significados de la danza son tan profundos como las sensibilidades de la
raza. La verdadera
vida de la comunidad -su vida espiritual- se transmite y sostiene a través de
la danza. El nacimiento, la
circuncisión, la consagración de doncellas, el matrimonio, la muerte, la
siembra, la cosecha, la caza, la guerra, las fiestas, los cambios de luna, la
enfermedad, para todo se necesita la danza.
Los ritmos que encuentran
expresión en la danza son muy variados. Hay ritmos de tempo lento, que duplican la canción de cuna materna,
inducen a la ensoñación y a la meditación, esta es la música presta al encanto
para suavizar el pecho. Pero también muy a menudo el tambor tribal hace sonar
la alarma y llama a las armas. Los rituales de grupo como cantos, danzas
guerreras, desfiles y marchas, aceleran el pulso y revuelven la sangre, con
frecuencia aplastan la nota de identidad personal en el golpe de tambor de la
co-oscilación comunal. Entonces la inhibición sucumbe a la exhibición, la
represión a la expresión, la singularidad a la solidaridad, el ritmo resonante del grupo
se libera a través de
acciones como cantar, rezar, bailar, balancearse, tenerse las manos, marchar.
La danza del éxtasis
religioso a la que se apunta
mediante la inducción de estados en trance, a través de esfuerzos como tocar el
tambor, girar, saltar, gritar, tiene un origen antiguo y parece haber sido
practicada en todas las partes del mundo. En la Grecia clásica de las danzas de
Orgía de los adoradores de Dionisios introdujeron la práctica de embriagadores
sacramentales e implantaron el modelo para las orgías catárticas en el nombre
de la devoción religiosa. En el mundo islámico las danzas de derviches que giran
y gritan se practican en treintas sectas. En todas las danzas estáticas clasificadas
como conductas colectivas se produce un abandono de la identidad y una
rendición deseada a la mentalidad de grupo. El ritmo insistente tiene un efecto
contagioso e hipnótico.
En algunos ejemplos la extática
ha perdido su exuberancia, ha dejado de ser alegre y se ha vuelto compulsiva y
patógena. En palabras de
Sachs estas danzas están en desarmonía con el cuerpo. Por una alteración de la
química el ritmo se transforma en disritmia, el control desaparece y falla la
coordinación. Lo que era simbólico se vuelve sintomático, mientras la danza
frenética se deteriora en convulsión, agitación y paroxismo. Las danzas patogénicas
han sido observadas por antropólogos en culturas tribales, pero el ejemplo más
masivo -una epidemia incluso- fue la manía de bailar que se extendió por Europa
en la Edad Media. Durante más de dos siglos se produjeron estallidos periódicos
de una danza salvaje de saltos, ejecutada por gentes que gritaban y
espumajeaban con furia, con la apariencia de personas poseídas. En una ocasión
miles de celebrantes gritando y saltando durante horas, exhaustos, erraban de ciudad
en ciudad contagiando su frenesí a otros en una danza macabra. “Los campesinos
dejaban sus arados, los mecánicos sus talleres, las amas de casa sus tareas…”
Secretos deseos eran excitados encontrando oportunidad para un salvaje
regocijo. Se vió a cientos de mujeres hacer locuras en lugares sagrados y
pronto se vieron sus consecuencias…”
El nombre de “baile de San Vito” asociado hoy a la enfermedad de corea, cuyos síntomas incluyen movimientos rítmicos involuntarios,
fue adjudicado por primera vez a las víctimas de un ataque de manía de danza en
Estrasburgo en 1418, a quienes se trasladó a la capilla de San Vito. Europa se
estaba recobrando de la devastación de la Muerte Negra, y no faltaban
enfermedades como el desorden nervioso denominado “tarantismo” supuestamente producido por la mordedura venenosa de la tarántula,
cuyas víctimas bailaban de forma compulsiva. Sin embargo, esta condición parece
haber sido provocada más bien por el miedo que por la picadura. Y se consideró
además que bailar era el remedio eficaz para curarla, ya que la danza febril
haría aflorar el veneno a la superficie y eliminarlo. Una forma de danza que
sea considerada a la vez como síntoma de la enfermedad y su cura debe haber
ejercido una gran fascinación por los que entraron en contacto con ella.
En su doble imagen de corrupción y virtud, la tarantela puede
considerarse como una metáfora que expresa la ambivalencia de la sociedad
organizada para con las
energías elementales y los ritmos. Con seguridad existe un elemento subversivo en el acto natural de bailar,
que supone una amenaza a las reglas del decoro y a las convenciones. Diversión
suena en gran medida como revolución para algunos y el golpe de tambor lleva al
latido de la selva.
Lo que perturba a la
ortodoxia no es solo que el movimiento de la danza tenga su analogía y su
origen en el acto del abrazo sexual. Más que bailar es amar. Afirma y celebra una espontaneidad indómita en el
hombre. La autoridad oficial ha sostenido una actitud de desconfianza sobre la
danza. Aún las danzas religiosas fueron prohibidas por el Concilio de Aviñon.
El cuerpo humano no solo debía envolverse, disfrazarse y negarse, debía ser
inmovilizado. Los puritanos prohibieron las danzas mistas, los ritos paganos, los
bailes en las tabernas. El juicio contra la danza y la persecución de los
bailarines fracasaron por el debilitamiento de la autoridad eclesiástica y por
el rechazo del hombre a permanecer quieto. Existían algunas danzas que subvertían
claramente y se burlaban simbólicamente del orden jerárquico social, siendo un
caso significativo la “Danza de la Muerte” muy
popular en la Edad Media. La muerte, tomando la figura de un bailarín impulsaba
a todos, ricos y pobres a bailar con él y ser guiados hacia las sombras. Era una declaración
desesperada de la desilusión del hombre con respecto al esquema social,
político y religioso bajo el cual vivía.
Las formas de danza prevalentes en una sociedad
proporcionan una clave de su carácter social y cultural. Representan una fuerza
activa con un impacto propio. Las nuevas formas de danza popular parecen estar
fuertemente arraigadas en un esfuerzo por el sentimiento comunitario y la
solidaridad de grupo.
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