martes, 29 de septiembre de 2015

Amor y Odio - Historia del comportamiento humano


Eibl-Eibesfeld; I.  Amor y odio –  
Historia natural del comportamiento humano- 
Recopilacion realizada por Joaquín Benito Vallejo




El autor subraya que tanto el comportamiento animal como el humano están gobernados principalmente por conductas de vinculación social programadas en nuestros genes.
  (Prólogo) La evolución del comportamiento tiene sus momentos estelares. Uno de ellos es la “invención” del cuidado de la prole en la historia filogenética de los mamíferos.
Con la formación de los comportamientos, en los mamíferos, las madres, y en las aves tanto el padre como la madre cuidan a sus descendientes.
Apareció sobre la tierra un repertorio de comportamientos que, en cuanto a su naturaleza, son básicamente amistosos…
Más tarde aparecieron en las crías, llamadas que desencadenan estos comportamientos protectores, como el de la alimentación, el cuidado, la limpieza, y la protección. Se desarrollan señales entre la madre y el hijo para la mutua comprensión, así como para la satisfacción emocional, de proteger y de ser protegido.
Con el desarrollo del cuidado de la prole no solo se dieron la motivación y los instrumentos para una existencia pacífica del mundo, sino también el amor, definido éste como una ligazón individual
Para el animal joven es importante reconocer a sus padres, es vital que no se apegue por error a extraños….
Entre los mamíferos superiores las familias se convierten en grupos, que están ligados de manera casi familiar. Entre los ratones, al ser familias muy numerosas, están ligados a través de un olor común que les distingue de otros grupos.
 La ternura apareció en el mundo por el cuidado de la prole.

VENTAJAS DE LA SOCIABILIDAD
Las ventajas de la sociabilidad son muy diversas.
La Protección - Pingüinos y arañas se juntan para protegerse del frío y de la sequía. Los peces viven en bancos unidos por un olor específico, para que ninguno quede aislado y sea aniquilado por un depredador. Las aves forman bandadas. Insectos y vertebrados forman colectividades por la misma razón. Protegen a las crías de cualquier peligro.
Los comportamientos de protección y defensa de la progenie aparecieron antes incluso que los de la alimentación.
Otra ventaja de la unión es la repartición del trabajo en la realización de diversas tareas: el cuidado de la prole; la caza, la defensa… Los machos pueden hacer una tarea y las hembras otra o pueden turnarse en la misma tarea, por ejemplo, en la alimentación y el cuidado de las crías. Los lobos, cazan en manada repartiéndose los papeles a desempeñar. Entre los insectos sociales cada casta desempeña un rol distinto. Así, entre las hormigas cortadoras de hojas hay tres castas de obreras: las grandes que defienden el nido; las medianas que cortan y trasportan la hoja; las pequeñas que elaboran la hoja y la transforman en hongos de los que viven.
La división del trabajo permite especializaciones muy grandes y con ello mayor rendimiento.
La vida en grupo facilita también la formación de tradiciones.  Se ha observado en primates que la invención o descubrimiento de un individuo es imitado y conservado durante generaciones. Esto crea costumbres grupales específicas.
Con frecuencia los miembros de un grupo se ayudan sin obtener ventaja incluso hasta sacrificar su propia vida por el otro.
Esto plantea la cuestión del comportamiento altruista y si éste forma parte de la evolución. La respuesta es afirmativa. En los animales sociales el grupo es más importante que el individuo. Un grupo “altruista” transmite mejor su patrimonio genético que aquel que no lo es. Si un individuo adoptara comportamientos contra el grupo, este puede debilitarse, pero el individuo queda aislado y perecerá sin descendencia. 
Las agrupaciones pueden ser abiertas o cerradas. La primera, permite que otros individuos ajenos al grupo entren y lo compartan. En la segunda los extraños no son aceptados. Esto indica que los individuos se conocen entre sí. En muchos peces, aves y mamíferos que viven en parejas, los hijos reciben cuidados de ambos progenitores. Los hijos al emanciparse pueden abandonar el grupo.  Los descendientes van formando agrupaciones familiares que se convierten en tribus en las que se unen varias generaciones donde los individuos pueden reconocerse por una señal. Las ratas se marcan con la orina.
La unión en grupo reporta varias ventajas. El altruismo es perfectamente comprensible. La ayuda mutua puede conducir a que el individuo se sacrifique por el grupo, pero también es una condición para la supervivencia individual. Entre los vertebrados el comportamiento asistencial es reciente. Sin embargo, tal comportamiento se observa ya en algunos peces. La mayoría de las aves y de los mamíferos se apoyan unos en otros y se acogen con toda una serie de tiernos comportamientos.
Con la cooperación y el altruismo, vertebrados e insectos han logrado una organización superior, adelanto de la sociedad humana.

LA AGRESIÓN VISTA POR LA ETOLOGÍA
Ya ha quedado dicho que el hombre es por naturaleza sociable. Sin embargo, también hay que reconocer una tendencia a la intolerancia, según Eibl-Eibesfeldt.  (Pero, de dónde procede esa intolerancia es lo que hay que dilucidar, digo yo. ¿Cuál es su raíz?)
Hay una agresión intraespecífica ejercida sobre individuos de la misma especie, y otra interespecífica contra individuos de otra especie. Son cosas muy distintas.  Esta última no se va a ver aquí. Se ha conseguido criar en buena convivencia gatos y ratones. Dart intentó explicar la agresividad del hombre por el modo predador de sus antecesores australopitecos. Sin embargo, el modo de vida predador no es premisa de la evolución que condujo a la agresión. La agresión debe tener una misión específica que cumplir, aparte de otras manifestaciones secundarias. Howard demostró que muchas aves demarcan su territorio y lo defienden. –Lo que es lógico- Esto es necesario tanto para su alimentación como para su descendencia. Otra ventaja del comportamiento agresivo entre rivales machos se debe a la selección del más preparado para sus descendientes.
Diferentes especies animales realizan “torneos” y luchas entre ellos. ¿No pueden ser estas luchas como un juego que sirve de entrenamiento para la defensa, o la caza? Se habla también de procesos fisiológicos de acumulación de la excitación. ¿No forman estos procesos la lógica de la vida en base a la tensión y la distensión, la carga y la descarga, el descanso y la actividad? ¿No puede ser el juego como lucha esa descarga de tensión a la vez que entrenamiento? Por otra parte, hay comportamientos que en una época de la evolución fueron necesarios, pero después pierden ese carácter quedando convertidos en rituales.
La agresión en el hombre.
Las opiniones están muy divididas respecto a la naturaleza de la agresión humana. Helmuth niega que la agresión sea un fenómeno universal. Entre los esquimales, indios zuni y bosquimanos no se dan agresiones colectivas, sin embargo, si se dan de una forma particular. Entre los arapesh, según cuenta Margaret Mead, la agresión entre los niños está controlada y desviada por los mayores. Hay diferencias culturales en la agresión. Parece ser que en casi todos los pueblos primitivos, -a excepción de los trobiandenses, descritos por Malinowski existen actitudes, comportamientos y rituales agresivos que pueden ser considerados culturales.
Lo que parecen mostrar estos datos es que en todas las culturas humanas conocidas se ejerce la frustración de algunas necesidades o impulsos naturales mediante normas, leyes o castigos.
Basándose en el hecho de que la agresión se desencadena cuando se impide la satisfacción de una necesidad básica Dollard y colaboradores han comprobado esto mediante muchos experimentos. Lorenz, al contrario, sostiene que es la educación demasiado tolerante la que produce personas agresivas. ¿No puede ser que se hable de cosas distintas? La educación siempre producirá alguna frustración, se dice, no puede satisfacer todas las necesidades.
 Podría objetarse también que sería el modo en que se canalizan estas necesidades, la forma de no producir frustraciones. Un modo en que el niño vaya entendiendo y aceptando las normas de la convivencia. La satisfacción de las necesidades elementales no debe estar reñida con la confidencialidad. Los caprichos y la falta de respeto a los demás no tienen nada que ver con esas satisfacciones. La educación debe ser una guía, que muestra referencias claras para la convivencia. La educación permisiva que no da referencias claras es la que produce frustraciones, porque tampoco ofrece la satisfacción de las necesidades básicas que son el hacerse a sí mismo en interrelación con los demás.

RAIZ BIOLOGICA DE LAS NORMAS ETICAS.  LO CONTRARIO DE LA AGRESION
Raro es el biólogo que considera a la naturaleza indiferente a los valores. Las pulsiones vinculadoras han sido la causa de la tremenda diferenciación de nuestro comportamiento social. El desarrollo de la civilización está basado en la cooperación y el apoyo mutuo.
Con la facultad de amar, los vertebrados superiores se alzaron por encima de la agresión y llegaron a un nivel evolutivo superior. El biólogo puede considerar la libertad individual, un valor superior.
La imploración y la facultad innata de compadecerse son adaptaciones de origen filogenético. En los animales se han visto diversas formas de manifestar la ternura. La alimentación mutua, el frotamiento del hocico, las lamidas, el espulgamiento, el cuidado corporal… producen efectos calmantes y vinculadores.
La fusión de un grupo de animales para formar una asociación no solo presupone la existencia de pautas comportamentales vinculadoras y conciliadoras sino también el impulso de emplear esos medios, y de un modo general la apetencia de sus componentes por buscar y conservar la proximidad de sus congéneres. La búsqueda de protección es uno de los principales motivos de la unión con los congéneres. Los vertebrados superiores buscan ante todo refugio en su madre. Posteriormente puede buscar protección en un animal de jerarquía superior. Entre los papiones, si no encuentran a nadie que les acoja, dos pequeños o adultos huyen juntos y se abrazan entre sí. Si es uno solo se abraza a sí mismo. El efecto tranquilizante de la madre se puede conseguir con simulacros.
El semejante ofrece protección, esta es una de las raíces de la tendencia a buscar el contacto corporal. Ante una motivación de temor los miembros del grupo se vinculan más.
El apego del niño hacia la madre debió originarse así. Es de origen instintivo y se desmarca de la alimentación. El apego de la madre hacia al niño se genera por un instinto de cuidado maternal, desencadenado hormonalmente. Los pequeños emiten señales que provocan en la madre la actitud solícita. Entre los mamíferos estas señales son distintas: olfativas, acústicas, ópticas, gestuales. La vinculación de la madre al hijo está a veces tan marcada que las crías son reconocidas individualmente.
La pulsión sexual produce una fuerte motivación para la búsqueda de contacto. Cosa sorprendente, este tipo de vinculación es más excepcional de lo que cabría esperar. Una vinculación duradera por este motivo solo es cierta en el hombre y en algunos simios. Es de formación secundaria y apareció para fortalecer la consolidación del vínculo.
Entre las raíces de la sociabilidad están el instinto de huida, -para unirse a un congénere pues junto a él se halla la seguridad-, y el cuidado de la prole, -porque liga a padres con hijos y consolida el vínculo entre adultos-.
 Solo los animales que cuidan de su prole forman agrupaciones exclusivas. Solo ellos pueden formar vínculos superadores de la agresión. Y todos lo hacen mediante comportamientos originados en la esfera del cuidado de la prole.
La “solidaridad de combate” se desarrolla en relación  con la defensa de los hijos y de la familia. El instinto sexual raramente es utilizado para vincular. Aunque sea uno de los impulsos más antiguos sorprende que no sea el que provoca la formación de relaciones individuales duraderas.
 En el ser humano el amor no radica en la sexualidad, pero se sirve de ella secundariamente para ser fortalecido.

¿QUÉ ES LO QUE LIGA A LAS PERSONAS?
El beso en los labios y con la lengua son actividades alimentarias derivadas. La alimentación boca a boca se usa en muchas culturas.  La estrecha relación entre el beso y la alimentación se ve claramente en la usanza húngara.  Se dan movimientos de entrega –beso lingual- y de toma –succión-
El beso está muy difundido en sus diversas formas. Regalos comestibles-función vinculadora. El comer en compañía. El beso y el regalo son las formas más ritualizadas de la alimentación. Todo el complejo de actividades de cuidado corporal sirve en el hombre de forma no ritualizada para conservar las relaciones amistosas. Este comportamiento también sirve de preludio amoroso. El abrazo: gesto de consolación y de tranquilización. Actitud protectora ritualizada de la madre.
Evolución filogenética que transformó el pecho femenino en ritual. Bowlby: tomar los pezones en la boca y mamar son dos funciones distintas, una de alimentación y otra de vinculación. Muchas pautas de comportamiento que consideramos típicamente sexuales como besar y acariciar son por su origen actividades de cuidado de la prole. Los cuidados también hallan expresión verbal. La conversación es una forma de vinculación, de saber que están contigo - de estar con el otro.

El vínculo sexual  
            Freud hacía proceder de las relaciones sexuales todas las relaciones sociales del hombre. De lo dicho en este libro podría deducirse que esta afirmación no es acertada. Es cierto que en los humanos el comportamiento sexual desempeña un papel extraordinario como vínculo, pero no exclusivo y menos aún del que deriven todas las formas de relación social.

SOLIDARIDAD EN EL COMBATE
            El peligro siempre ha reforzado la unión entre los grupos. La defensa o la agresión en común crean un vínculo extraordinario. Los grupos se unifican con los juegos de combate ritualizados –futbol y semejantes-. Los símbolos que mantienen la cohesión suelen ser de naturaleza agresiva –animales heráldicos: león, gallo, oso, lobo, águila…, así como monumentos a la victoria, o a la liberación de naciones jóvenes, a menudo asociados a defensa de los hijos, madre, padre u otros semejantes. El simbolismo agresivo también tiene un papel importante en el comportamiento humano de salutación. Junto al saludo de amenaza, demostración de fuerza. Para vincular a un grupo por la agresión suelen utilizarse chivos expiatorios. La cohesión del grupo mediante la agresión es peligrosa a causa de los fuertes compromisos emocionales. El ideal es semejante al hijo. Es peligroso que nos aliemos con otros para agredir a nuestros semejantes.

LA VINCULACIÓN POR EL MIEDO
                 El miedo vincula de dos modos: al provocar la huida del uno hacia el otro y al desencadenar la agresión colectiva. Es la más antigua entre los vertebrados. El temor ha sido siempre una gran fuerza cohesiva utilizada y fomentada por políticos y religiosos –temor al enemigo, al caos. Porque el orden nos da orientación y seguridad. Significa orientación en el tiempo y en el espacio. Y también proporciona seguridad al poder predecir lo que los demás harán y lo que debemos hacer.
La necesidad motivada por el miedo de un conocimiento seguro conduce a formas extremas de sometimiento. En la religión desempeña un importante papel. Es una estrategia de la tiranía. Igual que el perro castigado se echa gimiendo a los pies del amo y le lame la mano que empuña el látigo, así los hombres se someten al cruel dominador y le obedecen.

MAS DETALLES SOBRE LOS RITOS VINCULADORES -- EL SALUDO
                 Una clave para comprender las variadísimas formas del saludo es su función vinculadora. Otra clave reside en el conocimiento del proceso de la ritualización filogenética y el reconocimiento de que la mayoría de los ritos vinculadores proceden del ámbito de los cuidados de la prole. En todas partes la misión del saludo es crear un vínculo. Otra función es la conciliación.

EL DESARROLLO DEL VINCULO PERSONAL Y DE LA CONFIANZA PRIMORDIAL
                 Basado en los trabajos de Spitz. - Está por probar hasta qué punto son irreversibles los daños por la carencia afectiva temprana. Pero sí está comprobado que la ausencia de posibilidades de vinculación individualizada con otra persona en la más tierna infancia causa en el comportamiento social daños resistentes a la terapia. Esto concuerda con los resultados obtenidos por Harlow con los macacos. Si se crían hembras aisladas con muñecos como simulacros maternales, esas hembras son después malas madres. Maltratan a los pequeños y se les dejan quitar sin oponer resistencia. El comportamiento social posterior es trastornado por la experiencia de la temprana edad.  
Bowlby ha observado las consecuencias de la separación entre madre e hijo en niños de 15 a 30 meses ingresados en orfanatos. La pérdida de la madre conduce a fenómenos semejantes a los registrados por Spitz. El niño separado empieza por protestar. Grita, se tira por el suelo, se revuelca en la cuna, y rechaza a las personas desconocidas que se le acercan amistosamente. La fase de protesta puede durar una semana, a la que le sigue una fase de desesperación. Las protestas activas se resuelven en monótono llanto. El niño se muestra retraído e inactivo, y no se dirige a las personas que le rodean. Da la impresión de hallarse en una situación profundamente triste. Esta etapa relativamente tranquila, suele interpretarse erróneamente como que el niño se ha calmado al haber cedido la desesperación. A esta fase sigue finalmente la del desprendimiento. El niño ya no rechaza a los cuidadores. Se vuelve a la madre y ya no la saluda como antes. Es frecuente que no le haga ningún caso. Si el niño permanece durante mucho tiempo en el orfanato sufriendo frecuentes cambios en sus cuidadores acaba conduciéndose como si para él no tuvieran ninguna importancia los cuidadores ni ningún otro contacto humano. La repetida pérdida de la figura materna hace que el niño no se vincule emocionalmente a ningún ser humano. Se vuelve egoísta y se interesa principalmente por las cosas materiales. Su sociabilidad es superficial. El niño no parece desear nada de nadie.
                 Se troquela así una actitud abierta que permite el establecimiento de contactos personales pero éstos no son profundos y se deshacen tan fácilmente como se establecen. Para que del afecto nazca la confianza son necesarias ciertas experiencias sociales que el niño tiene con su madre. Si el niño no puede tener la relación personal prevista en el programa de desarrollo con su madre, se produce el síndrome del abandono con sus correspondientes trastornos en el desarrollo. Normalmente el niño aprende en el trato con la madre que siempre hay alguien ahí, que está solícitamente cuidado, y que sus necesidades sociales están tan cubiertas como las materiales. Aprende como actitud fundamental el enfoque positivo de que uno puede fiarse de sus semejantes, confianza primordial y original.
                 Esta confianza original es el pilar básico de una personalidad sana. Esperamos de nuestros semejantes fundamentalmente, lo bueno. Esa confianza original es la premisa de todo enfoque positivo de la sociedad. De toda capacidad de identificación con una colectividad, de todo compromiso social. La capacidad de amar a nuestros semejantes presupone la capacidad de contraer amistad. –Los niños que crecen sin amor estarán de adultos llenos de odio –Spitz-.
La actitud básica de estos desdichados no es una confianza original sino una desconfianza original.


DE LA AGRUPACION INDIVIDUALIZADA A LA COLECTIVIDAD ANÓNIMA.
                 La relación madre hijo es el núcleo de cristalización de la sociedad humana. Durante su crecimiento el niño va ampliando y anudando relaciones con hermanos, parientes y amigos. El grado de confianza está determinado por el grado de conocimiento. Los desconocidos causan miedo al niño que vive en un núcleo individualizado. Si el pueblo es pequeño y aislado no se sale de ahí en lo esencial. Se conocen todos y los desconocidos son rechazados.