SECUENCIA de MOVIMIENTOS
(Un fragmento del libro: Cuerpo, mente, comunicación)
Para
explicar este objetivo podemos comparar el proceso del movimiento con el aprendizaje
de la escritura. El aprendizaje de cada movimiento aislado se puede comparar
con el de la grafía de una letra, aunque realmente ésta ya constituye una
secuencia de movimientos.
El
movimiento aislado sería más bien la realización de un “palote”, una línea
recta o curva. La secuenciación la vamos a mostrar con el ejemplo de enlazar
unas letras con otras.
En
primer lugar, la realización de un movimiento concreto exige la participación
de algunas partes determinadas del cuerpo mientras que otras permanecen inactivas.
Este hecho, -activar unas zonas e inhibir otras- requiere ya, una cierta
madurez neurológica y conduce a un progresivo dominio corporal.
La capacidad de
mantener unas zonas relativamente relajadas a la vez que otras activadas, precisa
un ajuste de la energía que, en caso contrario tiende a generalizarse haciendo
que todo se incline a la activación o a la distensión y volviendo muy
dificultosa la realización del movimiento, bien por falta de energía o por
energía superflua.
Si no se adquiere la capacidad de
inhibición de unas zonas cuando escribimos, todo el cuerpo participará de la
tensión que soporta la mano que conduce el lápiz, por lo que se fatigará con
más facilidad.
Si la mano no tiene el tono justo,
ocurrirán dos cosas, o no tiene la fuerza necesaria para sostener el lápiz o
ejercerá una mayor presión de la necesaria, siéndole más costoso dirigir con
fluidez el lápiz, por lo que la escritura
saldrá temblorosa y torcida además de cansarse más fácilmente.
Pero, para que
la mano tenga su tono justo, el resto de las partes del cuerpo también lo han
de tener.
Por ejemplo, si las zonas corporales que
han de mantener la postura no tienen el tono necesario, la mano no podrá actuar
con fluidez.
Esto significa que el conjunto del cuerpo ha de estar equilibrado energéticamente.
Por otra parte, para lograr la
independencia segmentaria y articular de las diferentes partes del cuerpo en la
realización del movimiento, se ha de seguir desarrollando una destreza, una
agilidad y una precisión mayores, lo que conlleva
una afinación más extremada de la tensión muscular.
Hay que aprender a sentir
la energía, a localizar la fuente muscular de su origen, su transmisión a las
zonas más próximas, su graduación.
Y hay que tomar consciencia de ello para que
no sea un acto mecánico, para que no parezca un don intuitivo y espontáneo y
para que se pueda aplicar a futuros procesos similares de aprendizaje.
A la vez que se aprende a ajustar el
tono e independizar cada zona corporal, ha de aprenderse a ordenar el
movimiento en el espacio. Cada movimiento se estructura dentro de unas
coordenadas espaciales según diversas trayectorias
y planos.
Una letra, por ejemplo la a, tiene el siguiente diseño: empieza
arriba, va a continuación hacia la izquierda y abajo, sigue hacia arriba por la
derecha, describiendo siempre una línea curva circular hasta llegar casi al
punto donde nació, desde donde saca un brazo hacia abajo y a la derecha que
será el enlace de la siguiente letra.
Otra letra, la e, comienza abajo,
se dirige a la derecha y arriba bajando por la izquierda describiendo un
pequeño, alargado y estrecho bucle cruzando el trazo casi en su principio y
acabando en un brazo a la derecha. Etc., etc.
No hay ninguna letra igual a otra
ni en su trayectoria, ni en su forma, ni en su grosor, ni en su punto de
origen, ni en su final.
Pueden tener
alguna similitud pero también alguna diferencia que les distingue de las demás.
En el movimiento no existe únicamente
una superficie plana como la del papel donde se grava la escritura, sino un
espacio multidimensional en el que se ínter seccionan varios planos: plano
sagital, de adelante a atrás y de arriba abajo; plano frontal, de izquierda a
derecha y de arriba abajo; plano transversal, de izquierda a derecha y de
adelante a atrás.
En un movimiento pueden darse algunas
de estas direcciones señaladas en el trazo de las letras pero, pasando por
diversos planos.
Puede comenzar hacia delante (plano sagital), seguir de derecha
a izquierda (plano frontal y continuar girando
por el lado hacia atrás (plano transversal),
etc., etc. Pueden describirse líneas rectas o curvas, paralelas, horizontales,
verticales, inclinadas, diagonales, espirales, quebradas, etc., etc.
Visto así, diseccionado minuciosamente
el movimiento, respecto a su diseño espacial, puede parecer algo
complicadísimo.
De hecho lo es, pero el ser humano está capacitado
cerebralmente para llevarlo a cabo conscientemente o por
mera imitación.
Lo practica desde que nace. Esa práctica le posibilita la
estructuración espacial del movimiento respecto al propio cuerpo según ejes y
planos.
Y esa estructuración implica la
práctica vivencial de las nociones básicas sobre las que se asienta el aprendizaje
de las ciencias, la matemática, la geometría, la escritura, la lectura, etc.
Paralelamente
al ajuste del tono y la organización espacial del movimiento, se produce
también su organización temporal: lo que es el comienzo de una acción o
movimiento y lo que es el fin; lo que es antes y lo que es después; la
continuidad del movimiento desde su comienzo a su final, cómo transcurre, cómo
evoluciona, cómo crece o decrece; cómo se gradúa la energía durante el tiempo
en el que transcurre el movimiento, por qué lugar se desarrolla, cómo se
sucede.
En el ejemplo de la letra b, el
comienzo se da abajo a la izquierda, a continuación va subiendo por la derecha
dibujando un bucle alargado, -más grande que el de la e-, para volver a
bajar por la
izquierda hacia su lugar de origen,
pero continúa yendo hacia abajo a la derecha y arriba describiendo casi un
circulo completo en la parte media inferior del primer bucle, para acabar
girando sobre sí mismo hacia la derecha en un brazo que sirva de unión a la
siguiente letra.
Si se tuviera que aprender a realizar
las letras guiándose únicamente por su explicación teórica, sería casi
imposible. Ha de aprenderse a hacer en la práctica, repitiéndolo miles de
veces. De esa única manera puede llegar a quedar gravado en el cerebro la
complejísima estructuración espacio-temporal de cada letra.
Lo mismo ocurre con el movimiento. Ha
de aprenderse a hacer, haciéndolo, y sobre la base de ese arduo –y divertido-
quehacer, se estructura el propio cuerpo, el tiempo y el espacio en niveles
reales, experienciales, vivenciales, sensoriales, emocionales y sobre esas
Experiencias y vivencias se construye el cerebro y se
organiza la mente.
Cada letra se aprende a realizarla por
separado y posteriormente, a enlazarla con otras letras formando palabras. Si
una letra constituye una secuencia simple de movimiento según una determinada
organización en el espacio y en el tiempo, una palabra es una secuencia más
compleja formada por un determinado número de letras enlazadas con fluidez.
A la secuencia de movimiento, LURIA la
denominó: melodía de movimiento, pudiéndose apreciar en ella su similitud con
una melodía musical en cuanto a sucesión, continuidad y fluidez. Lo
mismo que ocurre en la escritura –una
melodía de movimiento realizada fundamentalmente con la mano-.
Se pueden organizar infinidad de
secuencias de movimiento desarrolladas por distintas partes del cuerpo con
variadas interrelaciones de las distintas articulaciones y segmentos: columna,
pelvis, cintura escapular, brazos, piernas, apoyos con el suelo, etc., etc.
Las secuencias son una serie de
movimientos encadenados. Previamente han tenido que realizarse cada uno de los
movimientos aislados aprendiendo su ejecución correcta, aunque sean
movimientos simples requieren un
proceso de aprendizaje. La mayoría de las secuencias que vamos a exponer aquí,
están formadas por movimientos que han sido descritos en el capítulo IV.
A la ejecución correcta de cada
movimiento se añade ahora la memorización del orden en que los movimientos se
ejecutan y cómo se enlaza cada
movimiento con el siguiente.
Cuando las secuencias están compuestas
de muchos movimientos hay que dividirlas en subsecuencias más pequeñas para su mejor aprendizaje. A
medida que se van aprendiendo pueden realizarse completas.
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