martes, 6 de enero de 2015

Educación del tacto y del tono en uno mismo y en las relaciones con los demás.


(Os propongo practicar esto, en vosotras mismas, después de haberlo leído y  quedar comprendido, según lo vayáis releyendo por segunda o tercera vez. Posteriormente, os invito a practicarlo con vuestros familiares o amigos.

Se puede practicar con vuestros hijos, vuestros amantes, vuestros padres, alumnos, pacientes, enfermos, discapacitados físicos o psíquicos, etc. Con cada cual, lógicamente, encontraréis matices diferentes.

A todos ellos les beneficiará  según indico en los objetivos generales puestos más abajo. Ya nos diréis)

Educación del tacto y del tono en uno mismo y en las relaciones con los demás.
Joaquín Benito Vallejo

(Antes de practicar el contacto corporal con otras personas es necesario y conveniente practicarlo en nosotros mismos. Este ejercicio es similar a otro que hicimos en el módulo 1 de la formación)

1º PRÁCTICA: DESARROLLO DEL TACTO EN NOSOTROS MISMOS.

Objetivos generales.

-       Afinar y despertar los corpúsculos sensitivos de la piel. Para sentir más y mejor. Para captar más informaciones.

-       Estimulación sensorial neuronal a través del tacto. Crecimiento de las  conexiones y engranajes neuronales.

-       Sentir la doble función del tacto: tocar y ser tocado / Papel activo – Pasivo.

-       Centrar la atención en el acto de sentir. –No, de pensar-.

-       Modos de tocar para producir más variadas sensaciones y producir más informaciones al cerebro.

-       Captar texturas, temperaturas, formas, volúmenes, consistencias.

-       Conocer nuestro cuerpo –piel, tejidos musculares, huesos-, a través del tacto.

-       Desarrollar una disponibilidad corporal hacia sí mismo y hacia el otro.

-       Relajación y / o activación tónica, a través de su influencia en el sistema neurovegetativo involuntario.

-       Ajuste y equilibrio tónico.

-       Delimitación de nuestra corporalidad. Vivir nuestro cuerpo. Identificarnos. Distinguir el cuerpo propio.

-       Habitar nuestro cuerpo. Estar en nosotros mismos.

-       Crecimiento de la imagen corporal.

-       Desarrollar la movilidad para llegar a tocarse todas las partes del cuerpo, ser autónomos. 


Afinar el sentido del tacto.

A la hora de tocar vamos a establecer diferentes fases y objetivos.

Primera fase: (1) Concentración y sensibilización general (2) Sentir y distinguir el papel activo del pasivo. Distinguir la mano que toca, y diferenciarla de la zona del cuerpo tocada. En primer lugar poner la atención en sentir la mano que toca. Tocar con diferentes zonas de la mano para sentir la diferencia entre esas zonas: diferencias entre la yema de los dedos, la palma, el dorso, etc.; diferencias de textura, de suavidad, de blandura, de forma, de temperatura, de humedad…  (3) Sentir la zona corporal que es tocada, -la zona pasiva- fijándose en características  similares a cuando poníamos la atención en sentir antes la mano activa. Es decir, sentir cómo es la forma que tocamos, el volumen, la textura, la consistencia…,  (4) Vamos a centrar la atención después en sentir la interrelación entre lo que toca y lo que es tocado, como un juego mutuo y simultaneo. (5) Sentir la movilidad articular que se está produciendo para poder tocar con las diferentes zonas.  Al pasar de tocar con una zona a otra, estoy movilizando la articulación de la muñeca, del antebrazo, de la mano, de los dedos… Sintamos las zonas que se mueven para poder tocar, sus suaves y delicadas movilizaciones, ese juego melodioso de las articulaciones.

Segunda fase: Formas de tocar.  Según lo que queramos sentir o modificar con el tacto, -porque podemos tocar con la intención de transformar algo-, cuando tocamos a otra persona, o a nosotros mismos. Según el objetivo propuesto hay que tocar de forma diferente: Envolver: para sentir el volumen, el tamaño o la forma; deslizar: para sentir la textura; o también relajar; presionar: para sentir la consistencia, ablandar o movilizar; punzar: para llegar más al interior, hacia los huesos;  percutir: -esta acción se desarrolla fundamentalmente sobre los huesos-, para activar la zona percutida o sentir la sonoridad y la reverberación que se produce en el interior del cuerpo; movilizar: para mover los tejidos; mantener: para sentir la temperatura o aumentarla ; frotar: para activar el tono o la temperatura; Unido a estas diferentes formas de tocar se encuentra el ajuste del tono. Cada manera de tocar necesita de un grado tónico determinado, una intensidad o suavidad. Se unen aquí, por lo tanto, 3 aspectos: el tacto, el tono, el movimiento.

Ejemplo práctico.

1-    Sobre el propio cuerpo.

Las manos. 

Las manos son nuestras mejores herramientas para tocar. Las zonas más sensibles,  preparadas genéticamente para ejercer de un modo extraordinario,  la acción de tocar. Pero hay que cultivar y educar esa capacidad innata. A  ello nos disponemos.
Antes de comenzar a desarrollar la acción de tocar,  hay que preparar un poco la herramienta, sensibilizarla más, hacer que sea más cálida y concentrarnos en ello, en sentir. Comencemos por tanto....
(PRÓXIMAMENTE MÁS)

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