(Os
propongo practicar esto, en vosotras mismas, después de haberlo leído y quedar comprendido, según lo vayáis releyendo
por segunda o tercera vez. Posteriormente, os invito a practicarlo con vuestros
familiares o amigos.
Se puede practicar con vuestros hijos,
vuestros amantes, vuestros padres, alumnos, pacientes, enfermos, discapacitados
físicos o psíquicos, etc. Con cada cual, lógicamente,
encontraréis matices diferentes.
A
todos ellos les beneficiará según indico
en los objetivos generales puestos más abajo. Ya nos diréis)
Educación
del tacto y del tono en uno mismo y en las relaciones con los demás.
Joaquín Benito Vallejo
Joaquín Benito Vallejo
(Antes de practicar el contacto corporal
con otras personas es necesario y conveniente practicarlo en nosotros mismos.
Este ejercicio es similar a otro que hicimos en el módulo 1 de la formación)
1º PRÁCTICA:
DESARROLLO DEL TACTO EN NOSOTROS MISMOS.
Objetivos
generales.
-
Afinar y despertar los corpúsculos
sensitivos de la piel. Para sentir más y mejor. Para captar más informaciones.
-
Estimulación sensorial
neuronal a través del tacto. Crecimiento de las
conexiones y engranajes neuronales.
-
Sentir la doble función
del tacto: tocar y ser tocado / Papel activo – Pasivo.
-
Centrar la atención en
el acto de sentir. –No, de pensar-.
-
Modos de tocar para
producir más variadas sensaciones y producir más informaciones al cerebro.
-
Captar texturas,
temperaturas, formas, volúmenes, consistencias.
-
Conocer
nuestro cuerpo –piel, tejidos musculares, huesos-, a través del tacto.
-
Desarrollar una disponibilidad
corporal hacia sí mismo y hacia el otro.
-
Relajación y / o activación
tónica, a través de su influencia en el sistema neurovegetativo involuntario.
-
Ajuste y equilibrio
tónico.
-
Delimitación
de nuestra corporalidad. Vivir nuestro cuerpo. Identificarnos. Distinguir el
cuerpo propio.
-
Habitar
nuestro cuerpo. Estar en nosotros mismos.
- Crecimiento de la imagen corporal.
-
Desarrollar
la movilidad para llegar a tocarse todas las partes del cuerpo, ser autónomos.
Afinar el sentido del tacto.
A la hora de tocar vamos a
establecer diferentes fases y objetivos.
Primera fase: (1)
Concentración y sensibilización general (2) Sentir y distinguir el papel activo del pasivo. Distinguir la mano
que toca, y diferenciarla de la zona del cuerpo tocada. En primer lugar poner
la atención en sentir la mano que toca. Tocar con diferentes zonas de la mano
para sentir la diferencia entre esas zonas: diferencias entre la yema de los dedos,
la palma, el dorso, etc.; diferencias de textura, de suavidad, de blandura, de
forma, de temperatura, de humedad… (3) Sentir la zona corporal que es tocada,
-la zona pasiva- fijándose en
características similares a cuando
poníamos la atención en sentir antes la mano activa. Es decir, sentir cómo es la
forma que tocamos, el volumen, la textura, la consistencia…, (4) Vamos
a centrar la atención después en sentir la interrelación entre lo que toca y lo
que es tocado, como un juego mutuo y simultaneo. (5) Sentir la movilidad articular que se está produciendo para poder
tocar con las diferentes zonas. Al pasar
de tocar con una zona a otra, estoy movilizando la articulación de la muñeca,
del antebrazo, de la mano, de los dedos… Sintamos las zonas que se mueven para
poder tocar, sus suaves y delicadas movilizaciones, ese juego melodioso de las
articulaciones.
Segunda fase: Formas de tocar. Según lo que queramos sentir o modificar con
el tacto, -porque podemos tocar con la intención de transformar algo-, cuando
tocamos a otra persona, o a nosotros mismos. Según el objetivo propuesto hay
que tocar de forma diferente: Envolver: para sentir el volumen, el
tamaño o la forma; deslizar: para sentir
la textura; o también relajar; presionar: para sentir la
consistencia, ablandar o movilizar; punzar: para llegar más al interior,
hacia los huesos; percutir: -esta acción se
desarrolla fundamentalmente sobre los huesos-, para activar la zona percutida o
sentir la sonoridad y la reverberación que se produce en el interior del
cuerpo; movilizar: para mover los tejidos; mantener: para sentir la
temperatura o aumentarla ; frotar: para activar el tono o la
temperatura; Unido a estas diferentes formas de tocar se encuentra el ajuste del tono. Cada manera de tocar
necesita de un grado tónico determinado, una intensidad o suavidad. Se unen aquí,
por lo tanto, 3 aspectos: el tacto, el tono, el movimiento.
Ejemplo
práctico.
1-
Sobre
el propio cuerpo.
Las manos.
Las
manos son nuestras mejores herramientas para tocar. Las zonas más
sensibles, preparadas genéticamente para
ejercer de un modo extraordinario, la
acción de tocar. Pero hay que cultivar y educar esa capacidad innata. A ello nos disponemos.
Antes de comenzar a
desarrollar la acción de tocar, hay que
preparar un poco la herramienta, sensibilizarla más, hacer que sea más cálida y
concentrarnos en ello, en sentir. Comencemos
por tanto....(PRÓXIMAMENTE MÁS)
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