LOS 3
CEREBROS -Cerebro triádico.
El cerebro organiza, rige y coordina todos nuestros actos.
Pero, el cerebro no nace antes que el cuerpo sino a la inversa, es el resultado
de lo que el cuerpo hace. Eso certifica que la función hace al órgano, o lo que
es lo mismo, que la función configura la estructura. O, dicho aún de otro modo,
que es el hacer y el modo como se hace lo que va definiendo una estructura,
anatomía u órgano, y no al revés.
Teniendo esto en cuenta, en los primeros
ciclos del surgimiento y desarrollo de las especies vivas no había ningún
cerebro.
Poco a poco, según la actividad de los organismos vivos fue
generándose un sistema nervioso -rudimentario- en correspondencia con las
experiencias y adaptaciones alcanzadas por los seres vivos. (Se considera que el
organismo más antiguo conocido que posee un sistema nervioso sin cerebro es la
esponja.)
Lo
que los seres vivos hacían suscitaba sensaciones y transmisión de ellas hacia
otras zonas corporales y sus respuestas correspondientes. El hacer generó el sentir. Y el sentir a su vez
dio origen a una organización, coordinación y jerarquización de esas
sensaciones que fue provocando progresivamente la formación de un centro donde
eran recibidas y ordenadas esas sensaciones. (Hacer y sentir se desarrollan paralelamente, van unidos.) Se forma así, un entramado
sensorial, perceptivo que va generando un órgano receptor y rector. Al
principio ese órgano era un pequeño ganglio, -una aglomeración de
neuronas que se han ido especializando en una determinada función- pero progresivamente
se fue agrandando y complejizando según las tareas que desempeñaba y requería
el cuerpo hasta constituirse en cerebro.
Filogenéticamente entonces, primero va
formándose el sistema nervioso periférico o red neural, y a continuación se
forma el cerebro como organizador de todo el sistema nervioso.
Las
funciones van formándose de abajo hacia arriba, de lo más simple a lo más
complejo. A esto se le va a llamar jerquización de funciones. Las funciones
superiores se forman a partir de las inferiores y las engloban.
Así pues, los primeros seres
unicelulares y pluricelulares no tenían cerebro porque no lo necesitaban.
Pero a medida que sus funciones fueron creciendo se fueron convirtiendo en
organismos más complejos y generando un órgano organizador que fue
convirtiéndose progresivamente en un cerebro. Al principio este era solo un
ganglio que recibía la información del cuerpo y la organizaba, estableciéndose
ya desde siempre una interacción entre lo que el organismo sentía y hacía. La
célula viva es un organismo sensible y excitable. Es decir que siente lo que
hace y ello a su vez, le va modelando y le transforma. De este modo se va
creando una red de informaciones y de respuestas. Y poco a poco estas desarrollan
una organización.
Tenemos
3 CEREBROS EN UNO, o
lo que es lo mismo un cerebro con 3 estratos superpuestos diferentes, -como un edifico con
tres pisos, y como las construcciones de un edificio: los cimientos, las vigas
y estructura y los pisos, las habitaciones, la terraza o el tejado-, estructuras todas
intercomunicadas entre sí que se han ido generando en la evolución de las
especies o filogenia.
Organizados
arquitectónicamente de abajo hacia arriba. Y desde las funciones más primarias y
básicas a las más complejas. Las zonas más primarias van creciendo dando lugar
a otras de mayor complejidad. Este
crecimiento corresponde a varias etapas evolutivas de las especies animales.
La
concepción o teoría de que tenemos 3 cerebros fue elaborada por Mclean y
aceptada en general por los más destacados neurólogos. Esa concepción responde a
las diferentes etapas de la evolución de las especies.
No
tenemos 3 cerebros distintos, sino que tenemos un solo cerebro que ha sido conformado por
las diferentes zonas cerebrales que se han ido desarrollando escalonadamente en la evolución
filogenética. Tres sistemas neurales interconectados.
Los
primeros animales considerados que ya tienen cerebro propiamente dicho son los
reptiles.
Por
tanto, el 1º cerebro -cerebro reptiliano- corresponde a la etapa evolutiva de los animales más primitivos, los reptiles,
por ello una de sus denominaciones es cerebro reptiliano.
Según su
localización en el cerebro es lo que se llama el encéfalo, o cerebro
posterior.
El cerebro o reptiliano, esta compuesto a su vez
por cuatro partes: (1) el bulbo raquídeo que es el
centro de los reflejos y de los impulsos más vitales y primarios. Regula la
respiración, la presión arterial y la actividad cardíaca; (2) El
puente de Varolio, situado por encima del bulbo. Forma vías de transmisión
hacia arriba, regula el sueño, la toma de alimentos, participa en la
respiración y en los movimientos faciales; (3) La formación
reticular. Forma una barrera de
control de las informaciones significativas. Alerta a otras zonas para que
presten atención. Durante el sueño bloquea los estímulos sensoriales; garantiza
los cimientos de varios procesos cerebrales ya que aquí es donde se operan los
procesos primarios de discriminación intersensorial; (4) El cerebelo.
Interviene en el equilibrio corporal, los movimientos y la coordinación.
En
general, el 1º cerebro o reptiliano,
regula las funciones vitales más primarias: la energía, la función tónica, el
sueño, la vigilia, la atención, el estado de alerta, las respuestas reflejas,
la homeostasis. Responde a mecanismos primigenios, ancestrales, que describen un
comportamiento estereotipado poco modificable por la experiencia, basado en
estímulo y respuesta o reflejo.
El 2º cerebro corresponde a la aparición de los mamíferos antiguos.
El
2º cerebro, llamado paleomamífero, por aparecer en los mamíferos primitivos
o inferiores. Por su situación cerebral llamado mesencéfalo o cerebro medio.
Está formado por tres partes: (1) El tálamo, que transmite
informaciones sensoriales al cerebro superior y las órdenes correspondientes
desde éste a los músculos; (2) El Hipotálamo, que controla los procesos
emocionales. Regula el hambre, la sed, la sexualidad, la agresividad. E influye
en las glándulas endocrinas, provocando reacciones bioquímicas -las hormonas-; (3) El Sistema Límbico. -Su significado literal es el de borde.
De ahí procede también la palabra limbo que es el lugar situado entre el
cielo y el infierno. Un lugar de transición. Enlace entre la zona inferior cerebral y la superior.
Constituye el centro relacionado con el cerebro y el control
emocional. Está constituido a su vez por tres zonas: -1- El Hipocampo, -2- La amígdala y -3- El Septum.
Este cerebro
tiene una sensibilidad primaria, de escasa capacidad discriminativa –
protopática-. Mide y regula la satisfacción de tendencias y necesidades
adaptativas y emocionales primarias, los impulsos relacionados con la
supervivencia y la reproducción, como son las actitudes y comportamientos pre
alimentarios, defensa, ataque, cobijo, huida. Constituye el sustrato
neurológico de las emociones y de las motivaciones, donde las vivencias adquieren todo su
significado con respecto a la supervivencia del individuo y de la especie.
Relacionado
con la memoria, el dolor, el placer, así como con el sistema neurovegetativo -SNV-.
Por sus conexiones entre el hipotálamo y el tercer cerebro más evolucionado: el córtex, juega un papel integrador entre estímulos interoceptivos y exteroceptivos. Es así, intermediario con la zona más
elaborada del cerebro que integra la experiencia interna y externa.
El 3º cerebro corresponde a los mamíferos más evolucionados y especialmente a la especie humana.
El 3º
cerebro, denominado neomamífero
por corresponder a los mamíferos superiores especialmente al hombre y
también llamado neocórtex. -Por su localización se denomina prosencéfalo o
cerebro anterior y también telencéfalo correspondiente a los hemisferios. Si
al 1º cerebro se le denomina instintivo, al 2º emocional, a este le corresponde
el nombre de racional, siendo la estructura más compleja y organizada. Permite
una sensibilidad epicrítica y gnósica, la programación de actividad voluntaria y el lenguaje, la manipulación de
objetos, las praxias, el pensamiento lógico, la simbolización y
conceptualización, la resolución de problemas, el reconocimiento de
experiencias y acontecimientos, el juicio social y la toma de decisiones.
Ocupa
la mayor extensión. Las ¾ partes de las neuronas cerebrales se encuentran
en esta zona.
Se distinguen 2 mitades: los hemisferios. Conectados por
distintos haces de fibras nerviosas. Cada uno es una imagen en espejo del otro
muy en concordancia con la simetría izquierda y derecha del cuerpo. El control
de los movimientos y sensaciones está repartido entre los dos, según una pauta
cruzada: el hemisferio izquierdo controla el lado derecho del cuerpo, y a la
inversa, el hemisferio derecho controla el lado izquierdo corporal. La
asimetría no impide que ambos lados sean equivalentes en todos los aspectos.
Casi toda la superficie de cada hemisferio está ocupada por el neocórtex. Cada
hemisferio se divide en cuatro lóbulos siguiendo los pliegues y los
surcos para delimitarlos. El surco central -cisura de Rolando- separa el
lóbulo frontal del parietal y la mitad frontal de cada hemisferio de las áreas
posteriores. El otro surco -cisura de Silvio- separa el lóbulo temporal
de los lóbulos frontal y parietal. La parte posterior del neocórtex es el
lóbulo occipital. Cada lóbulo tiene una función sensorial y motora distinta. El
lóbulo occipital es el centro de la visión. Partes del lóbulo temporal
controlan la audición y lenguaje. Los parietales son centros de recepción y de
información. Los lóbulos frontales exageradamente desarrollados en el hombre
constituyen “el órgano de la civilización”: calculan, anticipan, prevén,
permiten aplazar y decidir nuestras acciones.
Si el
cerebro reptiliano y límbico están especializados y son fiables en los
estímulos, por el contrario, el córtex, -racional- es inestable e imprevisible.
Crea el orden y el desorden, actúa como acelerador o como inhibidor. Capaz de
resolver problemas complejos se opone a los robots que son los otros
cerebros, regulados por respuestas automáticas y predecibles.
El neocórtex se
caracteriza por su capacidad de adaptación y sabe enfrentarse a situaciones
inesperadas. Detesta la estabilidad que produce el aburrimiento y busca
soluciones nuevas para evitarlo. La búsqueda de la felicidad consiste en
rechazar la rutina y proyectarse hacia el futuro para crear soluciones nuevas.
Representa el espíritu racional y frio, calculador. Y también el cerebro creador. No permite que los cerebros
arcaicos impongan su dominio. Las reacciones primarias, los instintos, las
emociones se pueden manifestar de forma ordenada socialmente aceptable.
Luria
describe el cerebro como tres áreas o
unidades funcionales coincidentes prácticamente con los tres cerebros
mencionados antes. la 1ª unidad -tronco cerebral y encéfalo – regula la energía yel tono, - 2ª unidad -lóbulo occipital, temporal y parietal –
almacenamiento de la información – 3ª unidad – lóbulo frontal –
decisión, intención planificación. Advierte que los procesos mentales se
configuran como sistemas muy complejos que no están localizados en áreas
estrictas, sino que funcionan mediante la participación interrelacionada de las
distintas áreas, cada cual haciendo su aportación a la organización general.
Bibliografía
A. L. Luria. - El cerebro en acción. Biblioteca de divulgación científica - Muy interesante Ediciones Orbis S.A. Madrid 1986.
A. Puente Ferreras. - El cerebro creador. Psicología. Alianza Editorial. Madrid 1999.
V. da Fonseca. Filogénesis de la motricidad. G. Núñez Editor Madrid 1984. (De esta obra está estraído el dibujo que figura en portada de este artículo)
C. F. Levinthal - Mensajeros del paraíso. Gedisa Ed.
No hay comentarios:
Publicar un comentario