Mensajes múltiples distorsionados que solo entiende aquel que los analiza, aquel que tiene la capacidad para analizarlos. Aquel que puede distinguir las diferentes basuras. Cuanto más ruido, más voces y más parloteos, menos se oye y menos se escucha porque es imposible escuchar.
Aparte de que no estamos acostumbrados ni enseñados a escuchar. Solo estamos enseñados a hablar, -por defensa o ataque- hablar más alto que el otro, decir más palabras gruesas, más tacos, más estereotipos.
Y a la vez que se habla hacer muchos gestos para remarcar lo que se habla. Hablar por encima del otro, cortándole, no escuchándole. A la vez que en la mesa de al lado ocurre lo mismo y los hablares se entremezclan.
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