Un punto invisible en el mapa del mundo. Un lugar sin nombre, mudo y ciego para el resto del planeta. Las casas de piedra y adobe se confunden con el cielo y el paisaje. Todo es gris. Oscuros los nubarrones, pardas las encinas, ocres las tierras, caquis los sembrados, deslucidas las casas, mugrientos los corrales, jaspeados los animales, ásperos los hombres.
Tan antiguo es el pueblo que dios aún no había inventado los colores, o el ojo humano, arcaico también, no había aprendido a verlos. O son luces o sombras, claros u oscuros, nunca un término medio.
La luz absorbe los colores, en verano, el resplandor, ciega, el sol aplasta. Agosto es plomo refulgente, pesado, sofocante y cegador. Cielo y tierra se funden y confunden en la claridad. Es difícil encontrar los matices y los tonos. Una tormenta o un nublado, transforman en pocos minutos la luz en tinieblas; el chirriante canto de las cigarras, en estruendosos y quebrados truenos resquebrajando el cielo.
En invierno todo es lóbrego....
No hay comentarios:
Publicar un comentario