n el pueblo no había váteres para hacer esas necesidades tan íntimas que nadie puede hacer por ti, y como es lógico, no se pueden hacer públicamente.
La gente que tenía cuadras –¿cuadras?, si, quizá muchos de vosotros, gente del siglo 21 no sepáis qué son o que eran las cuadras.
Bien, pues eran los aposentos donde descansaban y comían los animales dedicados a las labores agrícolas: vacas o mulas, algún burro o caballo, como mi padre tenía.
Bien, pues eran los aposentos donde descansaban y comían los animales dedicados a las labores agrícolas: vacas o mulas, algún burro o caballo, como mi padre tenía.
Pues eso, la gente que tenía cuadras iba ahí a satisfacer sus necesidades. Aquellos otros que no tenían cuadra, tan pobres que nada tenían, u otros menos pobres que por otras circunstancias tampoco tenían dentro de su casa ese lugar destinado a los animales, ahora que me doy cuenta, algún sitio tendrían dentro de la casa para hacerlo, si no…, no me imagino cómo lo harían.
Bueno, iba a decir que los que no tenían cuadra, iban al regato a hacer estas necesidades, las más “suaves y ligeras” como mear no, porque se podía hacer contra una pared mismamente, o a pleno aire, apostándose a ver quién llegaba más lejos como hacían los muchachos, pero las más fuertes como cagar, sí.
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