Nadie conoce a nadie realmente.
Cada cual intuye pequeños retazos de los demás, a través de los cuales quizá intente construir un retrato coherente de cada uno de los otros y de los que tiene cada uno sobre sí mismo.
Cada uno formaría así un retrato diferente de cada uno de los demás.
Coincidirían en algo con lo que los demás piensan y disentirían en la mayor parte.
Se formarían una multiplicidad de retratos diferentes imposibles de determinar.
Pero ni uno se conoce a sí mismo del todo, ni tan solo en algo de verdad certero, ni nadie le conoce a él tampoco.